jueves, 27 de mayo de 2010

Como los pedos


“Los niños son como los pedos, solo te gustan los tuyos”. Es lo que dijo mi marido cuando me quedé embarazada de mi primera hija y le preguntaron que cómo creía que lo iba a llevar. Está claro que la máxima se ha cumplido, se desvive con sus hijos y a los demás ni los mira.
Yo, sin embargo, siempre he sido muy niñera, cuando había un crío cerca, ahí que estaba yo la primera haciéndole monerías. Incluso trabajé como voluntaria en un par de guarderías. Total, que cuando mi marido usaba su máxima yo le decía, “pero que dices si los niños son una monada, a mi me encantan todos”.
Pues bien, quien me ha visto y quien me ve. Hoy en día mis hijos ocupan toda mi energía y paciencia en cuanto a tolerancia a la infancia se refiere, así que ni me hables de otros monstruitos porque no me hacen gracia. Si quedo con amigos que tienen hijos, mi objetivo es pasar la tarde hablando con seres humanos que pueden articular más de dos palabras seguidas sin inventarse cuatro entre medias. Y si los padres de dichos niños insisten en que su hijo haga un despliegue de gracietas para que me derrita y les diga lo mono que es, lo llevan crudo, porque ya lo he visto todo, lo veo todos los días y no necesito morir de sobredosis gracias!
Si me voy a cenar o a comer con mis amigas a un restaurante para hablar de nuestras cosas y se nos sienta al lado la familia feliz con un enano y este insiste en amargarnos la comida con sus constantes llantos, ya no pienso “pobrecito, pero si es una monada”, ahora pienso “joerrr que se calle ya el niño de los cojones que necesito descanso mental!”
Con esto no pretendo ser cruel, está claro que igual que yo voy a comer fuera con mis hijos y los demás pensarán eso de nosotros, tengo que aguantar a los demás, pero no-me-da-la-gana! Cuando salgo a descansar necesito eso mismo, descansar, paz mental y desconexión de niños, para llegar a casa y cogerlo todo con muchas ganas y energía renovada.
Ahora digo yo: “Los niños son como los pedos, solo te gustan los tuyos”.

miércoles, 26 de mayo de 2010

De que se trata que me opongo


Nunca pensé que un ser humano pudiera repetir las mismas cosas tantas veces sin rayarse, y es que últimamente me repito como el ajo. Desde que mi hija ha pasado a formar parte de la corriente del noismo me las veo y me las deseo para hacerle cualquier cosa. A veces me gustaría gritarme a mi misma “que te calles ya Carmeleeee, joer que coñazo de tia!” pero no me queda otra, es lo que tiene ser madre de una niña rebelde. No es que antes fuera un sedita, porque caray con el carácter que tiene el angelito, pero está pasando por una rachita que cuidadín si tienes prisa o estás de mala leche, porque es pa tirarla por la ventana, sin embargo, yo me paso el día repitiéndome y sobre todo, negociando.

Mamalis: Vamos enana que te visto, ven que te pongo el uniforme.
Enana: no
Mamalis: Ven que te cambio, que te has hecho caca.
Enana: no
Mamalis: Ven que te peino.
Enana: no
Mamalis: Vamos a desayunar.
Enana: no
Mamalis: Vamos a comer.
Enana: no.
Mamalis: Venga ahora a dormir la siesta.
Enana: no
Mamalis: Merendamos?
Enana: No

Y así todo el día. Por eso me gustaría volver al tema de las negociaciones. ¿Hasta que punto puede uno negociar sin ahogar al interlocutor o suicidarse? Por ejemplo:

Mamalis: Venga vamos a peinarte que así te puedes bajar al parque.
Enana: no
Mamalis: Que si hombre que ya están tus amiguitos en el jardín, corre que te están esperando.
Enana: Es que no voy peinada, mama tu peina a bello (su hermano, es que mi madre les llama a ella bombón y al otro bello, lo se, es algo que hay que frenar en seco, pero me parto cuando lo dice)
Mamalis: pero si bello ya está peinado, mírale que guapo está, y tu mira que pelos, corre que te peino que ya verás que guapa vas a estar!
Enana: En la moto
Mamalis: Vale te peino en la moooooooto.
Enana: (Recorriendo la casa entera con la moto) Mira bello, mira como voy con la moto!!! Jajajajajaja
Mamalis: Porfavoooooorrr enana, mira que te pongo las gomitas rositas que te gustan!
Enana: Siiiiiiiiiii! (Y por fin consigo peinarla)

Pues así con todo, y es que llega un momento en que una se quiere suicidar de tanto hablar para convencer al moco. Mi cabeza llega tan cansada a la cama que ya no puedo ni pensar a derechas.
Es lo que tiene ser madre de una rebelde sin causa, pero ¿y lo guapa que está con sus dos coletitas? Solo verla contonearse por el jardín toda orgullosa de sus gomitas rosas merece la pena el esfuerzo!

martes, 25 de mayo de 2010

Perezas de la vida en “ESTA CASA ES UNA RUINA”


La intendencia es algo que obviaría de mi vida si fuera multimillonaria, pero como no lo soy, por el momento me toca lidiar con ella y es que el tedio que me supone llevar a cabo las labores de mantenimiento de la casa es algo indescriptible. Lo que está claro es que nuestra casa ha ido en decadencia, como España, empezamos con mucha ilusión, lo pusimos todo precioso, pero según han ido llegando los churrumbeles la cosa parece caer en picado sin remedio.
Cosas por hacer:
- Poner las cortinas de nuestro cuarto. Las anteriores murieron el día que mi marido y yo tuvimos una cojo bronca, provocada por las hormonas locas de mi primer embarazo. El pobre desesperado e histérico, las arrancó y rompió el palo del que colgaban en dos con la rodilla. No, no es un maltratador, es un hombre que estaba sometido a la presión de la loca de su mujer embarazada, porque tengo que decir que mis embarazos no son nada fáciles de convivencia. Total que las famosas cortinas siguen sin reposición desde hace dos años y medio. Pereza llamar al pavo que nos pone el palo, así que aquí seguimos sin cortinas pero felices.

- Poner las puertas de las estanterías del salón. Hace algo menos de un añito nos compramos unas estanterías en el amado y barato Ikea con el fin de amortizar el espacio del salón. Compramos unas puertecitas para colocar en la parte de abajo para limitar el acceso a los infantes, y ahí siguen las puertas en sus cajas. Llevan un año apoyadas en la pared de una habitación sin que nadie se haya animado a ponerlas. Total que la parte de debajo de las estanterías están llenas de juguetes, algo que hubiéramos querido evitar. Otra pereza que no tiene pinta de llegar a ser superada.

- Pintar la casa. Desde que mi hija se erigió en pintora ha decidido deleitarnos a todos con sus obras de arte. Así, ha difundido sus pinturas (o garabatos multicolores) por todo nuestro hogar, incluidas las paredes. Total que deberíamos pintar, pero no lo vamos a hacer por varias razones: pereza buscar un pintor bueno bonito y barato que venga a hacerlo, pereza pagar una pasta para que los garabatos vuelvan a su lugar de origen, es cuestión de tiempo, pereciiiisima plastificar y quitar los muebles para que no se manchen. Además quien me dice a mi que las pinturas abstractas a nivel de la rodilla de mi hija no crearán tendencia y la casa se revalorice dentro de unos años? Así que ahí se quedan.

- Cambiar las luces del techo. Hace unos 4 meses se fundió la primera luz del techo. La llamo así porque no se si es halógeno o que cojones es. Es pequeña y va incrustada en el techo. Hace un par de días se fundió otra y esto irá a más inevitablemente. ¿Qué hacer? Pues llamar a un electricista que nos las cambie ni de coña, tenemos que poder hacerlo nosotros mismos, todo el mundo lo hace no? Donde compro los recambios si no se lo que es? Que pereza me da este asunto, lo peor es que como no hagamos algo pronto, dentro de poco me veo contribuyendo muy activamente a salvar el planeta porque en casa la luz que va a alumbrar es la de las velitas. Que guay!

- Arreglar los armarios. En esto me encuentro ahora y estoy tardando más de lo que pensaba, lo cual no me sorprende pues las cosas de intendencia son engañosas, siempre dan por culo más de lo que uno espera. Lo trato de contar brevemente porque es un lío:
Mi hija sigue durmiendo en la cama conyugal porque todavía no tiene cama. Para poder meter su nueva cama (que todavía hay que comprar) en el cuarto de su hermano (que llegó después, pero ya es su cuarto porque es el único que ha dormido en él) hay que sacar un armario supletorio que nos regalaron para meter la ropa de los niños. Pero para sacar el dichoso armario, hay que hacer a su vez una reforma de los armarios del propio cuarto para que podamos meter la ropa de los niños y hacer explotar el armario supletorio. (Me explico? Lo se es un lío, si hay dudas las contesto en los comentarios)
Total, que me he puesto a buscar carpinteros que me hagan la chapucilla. Hace 4 meses comencé mi cruzada en el mundo de la carpintería, primero vino uno. Presupuesto: 600 Euros, ¿Estamos locos o qué? Que son cuatro cosas ladrones.
Luego vino otro. Presupuesto: 260 Euros. Vale aceptamos barcoooooo. Le digo que sí, me dice que para mediados de mayo están los encargos y viene a ponerlo todo. Total, que estamos a finales y aquí nadie ha aparecido, le he llamado cuarenta veces, le he mandado mensajes por el móvil, más bien ultimátums, y nada, no hay respuesta. ¿Qué le habrá pasado? Espero que se haya quedado mudo o sordo o manco o algo que le haya impedido aparecer porque NO HAY DERECHO!
Esta semana han venido dos más y están por mandarme el presupuesto. “Por favor Jesusito que el elegido sea uno de ellos, que ya no puedo más de dormir con mi hija, que las cervicales se me van a incrustar en el cerebro!”

Y así vivimos, siempre posponiendo el lado oscuro de la existencia hasta que nos explota en la cara y no hay más remedio que ponerle solución, lo dicho perezas de la vida.

¿El tijeretazo afectará también a los bebes?


Mi hijo pequeño tiene la bonita costumbre de cagarse justo después de haberle cambiado el pañal. Supongo que al marqués le gusta defecar en terreno limpio y nuevito. Como se nota que no está al tanto de la crisis ni de lo que cuestan las cosas.
Así que me pregunto si el Zapata tiene planes de imponer recortes a los bebes también. La medida se basaría en un límite de pañales diarios para prevenir la bancarrota familiar. Al niño se le explicará que si controla esfínteres prematuramente, el dinero ahorrado en pañales se meterá en una cuenta bancaria que le servirá como pensión cuando se retire.
¿Cómo lo veis? Puestos a recortar….

lunes, 24 de mayo de 2010

Relato de una boda coñazo

Unos amigos deciden casarse en Lisboa, bien, esto nos permite pasar un fin de semana de juerga y locura fuera de nuestra ciudad, bien, los niños se quedan en Madrid con su abuela, bien, desconexión por dos días, bien. El problema es que si decides casarte lejos de tu país organízalo bien coño!!!
El viernes pasado ponemos rumbo a Lisboa mi maridito y yo y diez amigos más para asistir a la tan anhelada boda. Cenamos todos juntos, salimos a tomarnos unas copichuelas, risillas, pedete y a dormir.
El sábado por la mañana da tiempo a poco, pues un autobús con rumbo a la Iglesia nos espera a las 14:30 en la puerta del hotel. Con prisa y sin pausa nos arreglamos, secador en mano, colorete por aquí “maquillate, maquillate”, rimel por allá y como unos clavillos nos plantamos los diez en el autobús. El comienzo de una larga espera en este vehículo a 1000 grados y poco (por no decir nulo) aire acondicionado. Ahí estábamos todos, con nuestras mejores galas, sudando como cerdos esperando a que EL MEJOR AMIGO DEL NOVIO se dignara a aparecer. Una hora tardó el cabrón en presentarse. Ya llegábamos tarde, pero al chulapo parecía no importarle demasiado.
A las 15:30 comenzamos el trayecto, ya estábamos todos un poco hasta los huevos de la espera así que los ánimos estaban puestos en la primera cañita fresquita de la tarde, pero esta se haría esperar. Otra hora entera de trayecto hasta la Iglesia hace que los nervios se crispen un poco pues vestirse de gala (que no es lo más cómodo del mundo) para pasarse dos horas a 1000 grados no es lo que más apetece, sobre todo cuando estás de vacaciones.
Por fin llegamos a la capillita, preciosa por cierto, a las 16:30, supuestamente tarde ya que en la invitación ponía que la ceremonia empezaba a las 16:00, pero a nadie pareció importarle, El novio seguía en la entrada, los invitados que ya estaban allí parloteaban cual gallinas en la puerta y el cura se echaba unas risas con la Virgen. Total que nos hacen entrar en la Iglesia “que ya va a empezar la ceremonia, sentaos todos” y ahí que nos fuimos cual ovejas pegajosas obedientes a ocupar nuestros asientos.
A las 17:00 aparece la cachonda de la novia, media hora más de espera. Por lo menos en la Capilla hacía fresco pero ya llevábamos dos horas y media vestidos y todavía no había pasado nada. Teníamos hambre, calor, sed y ganas de juerga pero todavía quedaba una ardua misa por delante en portugués cerrado, de la cual no entendí un carajo.
A las 18:00 finaliza la ceremonia, y nosotros salimos como pedos al bar de enfrente de la capilla a calzarnos una cerveza para refrescar un poco el gaznate. Los novios tardan media hora en salir de la Iglesia y otros quince minutos en saludar a la peña. Nuestro autobús vuelve a entrar en escena, hay que cogerlo para trasladarnos al banquete “Dios que infierno!”. Esta vez se encuentra a 3000 grados y todos rompemos a sudar al instante.
A las 19:15 todavía en el jodio autobús, EL MEJOR AMIGO DEL NOVIO (de los cojones) encargado de hacernos llegar sanos y salvos a nuestro destino, se da cuenta de que nos hemos equivocado, a la salida de la capilla habría que haber torcido a la izquierda y no a la derecha. Ahora hay que deshacer lo recorrido más el camino real al banquete, “chupaos esa pringaos!”. Menos mal que el menda era del país!
A las 20:15 llegamos al banquete tan hambrientos y sedientos que nos abalanzamos si educación sobre cualquier camarero que por allí pasara con víveres. Vino, cerveza, caipiriña, croquetas, queso, jamón, lo que fuera, todo iba pa dentro. Cuando por fin saciamos nuestras necesidades más inmediatas comenzamos a sociabilizar un poco. Unas risilla por aquí, otras por allá, y enseguida nos llaman para ocupar nuestros asientos en las mesas.
A las 21:30 nos sirven el primer plato, crema de zanahorias. Media hora después llega el segundo, pescado, claro que tenía hambre pues había digerido la crema hacía ya un rato. Transcurridos otros treinta minutos llega el tercer plato, carne, “ozuuu que fatiguita!”. En este momento me empieza a entrar un dolor de cabeza, cervicales y espalda incontrolable. Me empiezo a encontrar como el culo. Media hora después llega el primer postre, sorbete de fresas con helado de limón. Luego cortan la tarta delante de todo el mundo, se toman su tiempillo para probarla, beso va, beso viene y todos estamos a punto de cortarnos las venas, el vino más que subir ha bajado. Otra media hora y sirven la tarta.
Entre pitos y flautas o mejor entre pescados, carnes y dulces varios se nos hacen las 00:30. Yo ya no puedo más, tengo un dolor de cervicales horrible así que encontramos un cuartito con una cama y me acuesto a dormir, total no podía abandonar el lugar hasta las 4 de la mañana que llegaba el autobús así que mejor dormir la mona.
Fue acostarme y empezar lo bueno, el DJ se arrancó con pachanguilla y en seguida la peña se animó, todos se emborracharon y bailaron como locos hasta el final de la fiesta. Yo me perdí lo único bueno del eterno, soporífero y caluroso día. “que bien, estoy encantada, si lo se me quedo en Madrid, es más creo que voy a pasarle a los novios la factura del vuelo, del hotel y del hospital al que voy a tener que acudir cuando llegue a casa”.
Mi dolor empeora al día siguiente, a pesar de ello tengo que coger el avión y volar hasta mi ciudad, “hogar dulce hogar!”. Llego a casa sin poder moverme, tenía incluso fiebre así que salgo corriendo a La Paz por miedo a una meningitis (hipocondríaca, lo se, pero rigidez de cuello con fiebre mal asunto). Hasta las 22:00 me tiene esperando para decirme que lo que tengo es un chungo por estrés y sobreesfuerzo físico por hijos pequeños.
Hoy ya estoy mucho mejor, el dopaje es bueno en mis circunstancias, pero no puedo evitar pensar en el asco de fin de semana que he tenido. Catorce horas de soporífera boda y ni un minuto de diversión, el sueño de cualquier madre con pocas posibilidades de viajar, genial!

viernes, 21 de mayo de 2010

¿Del Atleti o del Madrid?


Mi marido: Un forofo empedernido del Real Madrid desde que tiene uso de razón o incluso antes. Apuesto a que cuando su madre expulsó la placenta durante el parto esta tenía la forma del escudo del Madrid.
Yo: Odio el fútbol, me aburre soberanamente, no puedo concentrarme ni dos minutos seguidos sin encontrarme divagando en las entretelas de mis ensoñaciones diurnas. Mi marido y su familia han intentado aficionarme varias veces a lo largo de estos 10 años de noviazgo, pero sus esfuerzos han sido inútiles, cada día me aburre más.
Mis hijos: Futuros forofitos del Real Madrid, o eso pretende mi amadísimo. Pronto tendrán el carnet de socio y ya nada les separará nunca de su destino, el madridismo! Es más, mi hijo con 10 meses, es un firme candidato a formar parte de la cantera del Madrid.
Mi amiga M.: Fiel seguidora del Atlético de Madrid desde que la conozco, más o menos desde los 4 años. Al igual que mi marido, trata de inculcarles a sus hijos su pasión por los rojiblancos, objetivo que sin duda está logrando para desgracia de mi queridísimo.
La tarde previa a la final de la Copa del Rey quedé a tomar un piscolabis con mi amiga M. y sus dos hijos que tienen la misma edad que los míos. Mi amiga estaba nervosa ante el esperado partido y de vez en cuando gritaba “Atleeeeeetiiii, Atleeeetiiii, Atletico de Madriiiiiddd!” Y su hija, que está bien adiestrada, hacía lo propio. Mi hija, que para mi sorpresa, todavía no ha oído hablar mucho del Madrid, en seguida se unió a los herejes cánticos. Vitoreaba cual posesa, como si hubiera descubierto su pasión oculta. Yo trataba de explicarle que ella era del Madrid, pero no atendía a razón, así que como no es un tema que me preocupe, lo dejé pasar.
Una vez en casa, cuando su padre le pregunta por su tarde con M. y su hija M. ella comienza con los vítores de nuevo. “Atleeeti, Atleeeetiiii!” gritaba la bendita criatura. Al padre le cambia la cara, ahora su mirada denota cierta ansiedad. Vamos que se queda flipado. Me mira a mi con gesto acusador, pero yo me desentiendo rápidamente alegando que no puedo controlar lo que otros gritan. Rápidamente el papá comienza el adiestramiento “ni hija tu eres del Madrid, y se canta así, Ala Madriiiidd, ala Madriiiidd!” y la niña contesta “Atleeeeeti, Atleeeetiiiii!”.
No pude reprimir las carcajadas, después de todo es una niña de dos años, no se entera de nada, pero sería una buena combinación: un papa Madridista y su hija colchonera, todo un espectáculo ante un derby.
Desde ese día mi hija se levanta por las mañana gritando “Atleeeeeeetiii, Atleeeetiiii!”

viernes, 14 de mayo de 2010

De mayor quiero ser como Rafa!


Hoy he tenido el privilegio de asistir a un partido de tenis en el que jugaba Rafa Nadal. Que tío, no tengo palabras para describir la emoción de verle en vivo y en directo.
Mi maridito y yo, nos hemos plantado en la Caja Mágica sobre las 14:30 horas para llegar puntualísimos a la cita en la pista. Hemos ocupado nuestros asientos, y ahí que nos hemos sacado nuestro picnic. Dos bocatas de tortilla de patata con queso, unas patillas para acompañar y unos bollos de chocolate de postre, a la mierda la dieta, la ocasión lo merece no? Y así, cual domingueros en un merendero de carretera nos hemos preparado para ver el partidazo.
Nadal pide cuatro pelotas, se queda con dos, se coloca el pelo, se saca el calzón del culo, bota la pelota varias veces y comienza el partido. Clara superioridad del manacorí, que en apenas una hora y 17 minutos vence (6-1) (6-3). Palizón! Ha machacado a Monfils y mañana jugará contra Almagro para buscar una plaza en la final del Masters 1000 de Madrid.
Desde que este chico comenzó sus andaduras como tenista siempre he admirado su tesón, espíritu deportivo y de superación. Creo que de mayor quiero ser como él. Le deseo toda la suerte del mundo, se la merece, después de todo lo que ha pasado este último año.
Vamos Nadal!

jueves, 13 de mayo de 2010

Niño bitongo


Mi madre de origen cubano, aunque exiliada desde hace ya varias décadas, sigue utilizando algunas expresiones de su lugar de origen. Una de ellas es “niño bitongo”. He estado haciendo algunas investigaciones y he descubierto que nuestra expresión para ello es “niño zangolotino” que significa “muchacho que se comporta como un niño o al que se le trata como un niño”, o como dice mi madre, “un niño bobo que debería ir andando ya”.
El caso es que me parece una expresión perfecta para denominar a los niños (bueno, no tan niños, rondando ya los 4 , 5 , o incluso 6 años, algunos más!) que todavía se les permite ir en la sillita de paseo como si fueran paralíticos. Hoy he visito un caso y de ahí mi post de hoy.
Cual ha sido mi gran sorpresa cuando llegando a recoger a mi hija al colegio, veo salir a una madre empujando una sillita en la que iba el bebe más grande que he visto en mi vida. Joder pero si era casi más alto que yo! Las piernas le sobresalían tres kilómetros en horizontal y los brazos los llevaba colocados alrededor del cuerpo formando un puzzle amorfo y apuesto a que si los hubiera soltado tocaban el suelo fijo!
La madre iba tan contenta pensando (supongo) “pobrecito mi retoñín, que vaya sentadito, debe de estar cansadito de la dura mañana en el colegio”. ¿Queeeeeeee? Pero si tu retoñín debe de rondar las 10 primaveras! Que vergüenza. Tranquila mujer que si es por amortizar el carro ya te lo compro yo de segunda mano y santas pascuas. Sepa usted que si su objetivo es llevarle en la sillita a su boda y que de ahí retome su mujer lo lleva crudo, sobre todo su hijo.
Me da fatiga solo pensar en qué clase de monstruitos estamos educando. Que un niño de siete u ocho años vaya en la sillita de paseo es ridículo. Los niños tienen que aprender a ser independientes y espabilaos , por favor dejémosles que lo sean!
(Lo dice la que sigue durmiendo con su hija de dos años en la cama, pero eso es otra historia, no se como enmendarla, se aceptan consejos)
No a los niños bitongos!

martes, 11 de mayo de 2010

Un lugar gris y triste llamado Inem


Hoy he ido a la oficina del Inem más próxima a mi casa para solicitar el cobro de prestaciones por desempleo, o dicho simple y llanamente, el paro. Esta es la primera vez que hago este trámite, así que todo ha sido nuevo para mi. He llegado, he cogido mi número y me he sentado a esperar. Dos horas de espera por delante, que divertido! Menos mal que iba bien preparada, mi mini Ipod con la música de “Mi vida con Banda Sonora” y “Amanecer” el último libro de la Saga Crepúsculo (sí, me lo he vuelto ha empezar, lo se, soy una Friki, y qué? Me encanta, es el máximo grado de evasión, y esta semana lo necesito).
La oficina del Inem es como uno espera que sea, gris, atestada de gente y con funcionarios aburridos. Que pena de sitio! Hay de todo, mujeres con hijos pequeños con cara de “y ahora qué?” Aunque felices de poder pasar más tiempo con sus pequeños. Jovenzuelos desencantados, lo de “me voy a comer el mundo” ha quedado en papel mojado. Inmigrantes por un tubo con cara de “para esta mierda probablemente hubiera estado mejor en mi país, pobre pero feliz”. Incluso hoy me he encontrado con el típico que habla para amenizar el tiempo de espera de toda la sala cagándose en el país. Se ha pasado las dos horas poniendo a España a parir, que si “viva la república coño!”, que si “siempre pagamos el pato los mismos, los obreros”, que si “la culpa la tienen los tres estamentos de siempre, el gobierno, la religión y el sistema judicial, que se pasan las leyes por el forro”, que si “hay que joderse por aquí o hay que joderse por allá”. Hay que reconocer que en lo de pagar el pato tiene razón, porque en cuanto aquí anuncian recortes, ya se sabe que lo que se va a recortar en este país es el bolsillo del contribuyente y no del dirigente.
Total que ante este percal he pasado mi mañana. Sin embargo, considero que he salido victoriosa del asunto por dos razones, primero: llevaba todos los papeles, no me han hecho volver, que ya sabemos que cuando uno tramita burocracias siempre le falta algo después de chuparse la cojo-cola. Y en segundo lugar: me van a dar paro durante un año entero! Yujuuuuu! No es que piense que ser un parásito más vaya a mejorar en algo la situación de este nuestro decadente país, pero ahora tengo la oportunidad de intentar montarme mi propio negocio y la voy a aprovechar. Mujer madre y empresaria, mmmm suena bien, sobre todo si considero que no pienso invertir ni un duro. Me doy un año, a ver si lo consigo. Ya contaré en otro post de que se trata… desearme suerte!

viernes, 7 de mayo de 2010

Nuestro particular combate de Boxeo


Ayer leí un post que se titula “Como cambia la relación de pareja”, que trata sobre cómo afecta tener hijos a la pareja. Me he sorprendido a mi misma haciendo un ejercicio de memoria a cortísimo plazo y he decidido escribir un post-flash-back, que espero que se quede en eso, un ejercicio de memoria.
Cuando nació nuestro segundo hijo, de esto hace ya 9 meses, comenzaron entre mi marido y yo, nuestros particulares combates de Boxeo nocturnos. Nunca nos había ocurrido antes, ya que como solíamos usar la noche para dormir, no había existido la posibilidad de enfrentamientos a altas horas de la madrugada. Sin embargo, cuando el bendito llegó y decidió que aquí no iba a dormir ni el tato, nuestra relación nocturna se resintió. Esto sumado a que mi hija tampoco es que destaque por sus dotes sueñiles y la cantidad de catarros, bronquitis, pulmonías y mierdas que se han pillado a lo largo del invierno, no ha ayudado mucho.
Así que las noches empezaron a constar de varios “asaltos”, separados cada uno por un miserable tiempecillo de sueño. La noche comenzaba bien, cada uno dormido en su cama o cuna. Pero pronto la cosa cambiaba. Primero se despertaba la niña, así que había que traerla a nuestra cama. Esta, a su vez, despertaba al niño y entonces se montaba la marimorena. Mi marido y yo nos reprochábamos de todo, “tu tienes la culpa, la niña es una mimada, teníamos que haberle enseñado a dormir sola antes de que naciera el niño” me decía él. Y yo le contestaba, “haberla enseñado tu, no te jode?”
Luego empezaban los cambios de camas y de cunas, me recordaba mucho al juego de las sillas de cuando era pequeña, ese en el que ponían una canción y cuando se paraba cada uno tenía que encontrar una silla donde sentarse. En nuestro caso las sillas eran las camas o cunas y las canciones eran nuestros gritos o bufidos. Como la enana sólo se sabía dormir conmigo (esto último sigue pasando), mi marido cogía al enano y se iba con la música al cuarto de al lado. Mientras yo trataba de dormir a mi hija, oía a mi amadísimo jurar en arameo mientras el niño no paraba de berrear en la otra habitación. Por fin la cosa se calmaba y nos quedábamos todos dormidos.
Una hora o menos después solía comenzar el segundo salto. Esta vez el enano se despertaba histérico porque tenía hambre. Escuchaba como mi marido iba cagándose en todo a la cocina a prepararle el biberón. Se lo daba y al rato le escuchaba dar saltos en el suelo. Me levantaba toda agobiada, y le veía saltando endemoniado gritando “no puede ser! No puede ser! Ahora se ha cagado y se le ha salido todo por fuera, que pesadilla!” Entonces yo me rebotaba y le decía “joder macho, ayer ya me ocupé yo, es que cada vez que te toca me tengo que despertar porque te pones histérico, no puede ser!” Y él me bufía, “de que cojones vas? Pero si ayer estabas poseída! Si te vi como te ponías histérica cuando el niño no paraba de berrear!” Total que nos pasábamos así unos minutillos y al final me quedaba yo con el niño en esa habitación y mi marido se iba con la niña al otro cuarto.
Tercer asalto, otro ratillo después viene mi marido endemoniado con la niña en brazos, “Joder se ha vuelto a despertar y no para de llamarte, si es que te lo dije! Esto no puede seguir así, no dormimos nada!” Así que la niña se quedaba conmigo en la habitación y él se llevaba al enano a nuestro cuarto.
Y así toda la noche, yendo y viniendo de aquí para allá. Vamos que mi casa parecía el metro en hora punta con todo el ajetreo. Lo bueno de todo esto es que aprendimos a aislar los enfrentamientos nocturnos. Por la mañana actuábamos como si nada hubiera ocurrido, aquí paz y después gloria. Éramos conscientes de que las broncas eran producto de una enajenación mental inmensa provocada fundamentalmente por la falta constante de sueño. Nos enfrentábamos a los días como zombies, y por la noche llegábamos derrotados conscientes de que nos esperaba otra pesadilla nocturna.
Afortunadamente hemos dejado atrás esa época ominosa, ahora dormimos mal, pero dormimos. La niña duerme con nosotros en la cama y el niño en la cuna de la enana. Nos hartamos de recibir patadas, pero se sobrelleva. Por cierto, esto me recuerda que tengo que ir a Ikea a comprarle la cama a mi hija, se avecina otra mala racha, que pereza!

jueves, 6 de mayo de 2010

Mi vida con banda sonora


Siempre he pensado que si lo que hacemos en la vida fuera acompañado de una banda sonora, todo en general sería mucho más bonito y emotivo. He desempolvado mi mini Ipod y lo he actualizado con música. Ahora mis mañanas son mucho más emocionantes, vivo en una película constante en la que la prota soy yo y mis circunstancias. Me lo estoy pasando como una enana! ¿Qué tiene de malo evadirse de vez en cuando?
Me subo en el coche por la mañana para llevar a mi hija al cole y pongo Blue Ridge Mountains de Fleet Foxes, las dos nos ponemos a bailar. Es la canción perfecta para empezar el día con optimismo. Imagino que nos marchamos de viaje a algún lugar exótico, ella y yo, de aventuras por el mundo, es genial. La dejo en el cole y me subo en el coche de nuevo, esta vez me dirijo al gimnasio, así que pongo Full Moon de The Black Ghosts, es la continuación de mi viaje, ahora soy una mujer libre, independiente y un poco mística (ya que me dirijo a Yoga), soy una tía súper interesante!
En mi amado Yoga ya se ocupa la profe de poner la banda sonora, música siempre de relax y muy mística ella, me imagino en McLeod Ganj en la India, practicando meditación y yoga en medio de las montañas, ahora soy muy espiritual. Salgo como nueva, mi circulación funciona a las mil maravillas y ya me siento preparada para afrontar el día.
Vuelvo a mi casa, me ducho y recojo a mi hijo, que hoy me acompañará a la compra. La compra, esa repugnante obligación semanal que a mi parecer no tiene ningún atractivo. Según entro, me enchufo Supermassive Black Hole de Muse y ahora soy una súper “sexy mama” que entra a cámara lenta en el supermercado con su adorable bebe. Todo el mundo se da la vuelta para mirarnos! Recorro los pasillos disfrutando de la música y de las sonrisas de mi peque.
Ahora suena Eyes on Fire de Blue Foundation, todo se vuelve más lento, salimos del supermercado e imagino que un súper tío bueno se ha fijado en nosotros y se ha enamorado locamente de mi. Nos sigue al aparcamiento y se ofrece a ayudarme a subir las bolsas al coche (todo en mi imaginación claro, que flipada!!).
De camino a casa me pongo I Can´t Love de Juan Zelada, una espectacular canción que me pone los pelos de punta. Ahora soy una romántica empedernida, creo que voy a preparar una cenita para mi marido y para mi esta noche (luego nunca lo hago… acabo agotada, pero la intención cuenta no?)
Esta es una pequeña muestra de mis pajas mentales con banda sonora, recomiendo enérgicamente probarlo!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Un escape inconveniente


Esta mañana me encontraba yo muy concentrada en los abdominales pilateros que me hacen sudar tinta, cuando de repente oigo detrás mío un redoble sospechoso. No me he atrevido a mirar, pero juraría que la de atrás se ha tirado un cuescazo de los que hacen temblar la colchoneta.
Instantes después, mientras elevábamos las caderas al aire, ha vuelto a ocurrir, la sujeta en cuestión ha tenido otro escape inconveniente. Esta vez mucho más definido y claro que el anterior. Vamos, que se ha tirado un cacho pedo que nos hemos quedado todos rubios. Que vergüenza, yo no me he atrevido a mirar, pero supongo que la pobre lo habrá pasado fatal.
Nunca he tenido un percance igual, pero me imagino que debe ser bastante bochornoso, sobre todo cuando el escape es ruidoso de narices!

martes, 4 de mayo de 2010

¿Educamos o mal educamos?


Esta mañana he leído un post que me ha parecido bastante interesante, se titula ¿Qué mierda de sociedad estamos creando? y trata, entre otras cosas, a cerca de la mala educación que algunos padres le dan a sus hijos y la poca autoridad que se le confiere hoy en día a los profesores.
Personalmente opino que los niños de hoy en día son casi todos unos vándalos y no se muy bien porqué puede ser, pero desde luego que, el respeto que nosotros teníamos por nuestros mayores ya no es el mismo.
Yo soy nueva en esto de la educación, la verdad es que se me hace raro verme al otro lado de la moneda. Ahora soy yo la que va a hablar con los profes, la que regaña cuando se hace algo mal y la que repite las cosas hasta parecer un disco rayado. Se me hace bastante raro. He de reconocer que incluso muchas veces me veo un poco perdida, no se muy bien cómo hacerlo. Sin embargo, lo que tengo muy claro es que quiero que mis hijos sean respetuosos y tolerantes con los demás.
No quiero entrar en el tema de cómo educar, porque para empezar estoy un poco verde, pero sí quiero contar una anécdota de la cual me siento muy orgullosa, tanto por mi parte como por la de mi pareja. Los dos estamos de acuerdo en que preferimos dedicarle tiempo y cariño a los niños antes que colmarles de juguetes que al final no van a valorar en absoluto.
Desde que mi hija ha empezado a sociabilizar, solemos bajar mucho al jardín de nuestra casa. Ya tiene muchos amiguitos (aunque todavía va cada uno un poco a su bola, pero bueno cada vez se relacionan más). Pero fue en otoño cuando bajamos por primera vez y nos dimos cuenta de que estaban de moda las motos pequeñitas. Todos los enanos andaban corriendo con ellas por el jardín.
Al principio nos dio igual porque nuestra hija pasaba un poco, además, como es una cagada, no se atrevía a subirse. Pero conforme pasaba el tiempo ella se fue fijando más en las motos, cuando veía que algún niño dejaba la suya por ahí tirada, iba ella y la cogía para probar. Llegó a tal punto que cuando hacían carreras, ella era la única que iba corriendo. La verdad es que a mi me daba mucha lástima, pero por otro lado la veía feliz, le daba igual, ella participaba como podía. Tuve algún momento de debilidad, pero ahí estaba mi marido para recordarme que nosotros no queremos que nuestros hijos sean unos consentidos. Me decía “¿que pasa, que cuando todos los niños tengan consolas tu le vas a comprar una a tus hijos?”. Eso me llegaba al corazón, porque si algo me repugna en esta vida, son los niños que se pasan la vida con los videojuegos esos en lugar de estar en la calle inventando cosas para divertirse. Así que nos hemos mantenido firmes durante todo el invierno.
Sin embargo, el otro día me fui a Carreflur con mi madre y vimos unas motos de Mickey bastante baratas. Mi madre, como buena abuela, ha sufrido mucho viendo a la niña sin moto, y aunque ha intentado convencerme en numerosas ocasiones para comprarle una, yo me he negado en rotundo. Total que, el otro día, al final me convenció y nos la llevamos.
Cuando la niña la vio, no cabía en sí de la alegría, no paraba de decirle a todo el mundo, “es mi moto, es mi moto”, incluso a los dos días cuando la llevé al cole le dijo a la profesora “mama ha compado una moto”. Estaba tan emocionada. Cuando bajamos al jardín todo el mundo le decía “pero mírala si ya tiene una moto, que suerte!” y ahí que iba ella toda orgullosa.
Ya hace una semana de esto y todavía sigue emocionada, no se baja de la moto. Ha practicado mucho e incluso ha ganado alguna carrera.
Conclusión: al final hemos sucumbido sí, pero ella valora lo que tiene y está agradecida. Estas son dos cualidades que quiero inculcarle a mis hijos y creo que esta vez lo hemos hecho bien. Supongo que nos equivocaremos muchas otras pero cuando una tiene claro lo esencial, lo demás viene solo o eso espero!

lunes, 3 de mayo de 2010

De compras con los enanos (Parte II)


Mi madre se encarga de empujar el carrito del niño, mi hija entra en la tienda como una posesa por su propio pie, y yo detrás, tratando de seguirle la pista mientras saco mi lista y trato de encontrar la zona de bebés.
Me pongo a mirar los petos para el pequeñajo, ya que el pobre necesita ropa de verano urgentemente. Al mismo tiempo, intento controlar los movimientos del terremoto de hija con el rabillo del ojo. Ella ya ha entrado en acción, ha reunido en una esquina los zapatos más horteras de la tienda y se dispone a probárselos. Para ello, se ha quitado ya los suyos propios y se dispone a hacer lo mismo con los calcetines. Normalmente, no la dejaría hacer eso, pero pienso que es mejor tener al monstruito entretenido y quieto en un sitio, que corriendo por ahí. Así que la dejo.
Por otro lado mi madre comienza a sacar cosas, y antes de dejarme posar la vista en las perchas, ya me está diciendo:
Mama: “mira esta chaqueta, saca la lista, creo que necesitabas una para la niña no? Que talla? Yo creo que es mejor que la lleves crecedera porque si no, no le durará la temporada entera. Pruébasela a la niña, si le queda bien yo que tu me la llevaba ya porque se acaban en seguida, no, mejor, llévate dos, por si acaso. Te gusta? No me dices nada, no se para que vengo, porque no me contestas… bla bla bla….”
Ya me ha puesto la cabeza como un bombo y todavía no he empezado a mirar nada.
Mamalis: ”mama no me apabulles, que si me hablas todo el rato no puedo pensar y al final acabo comprando mal”
Ella va y se pica. Se acerca donde esta la niña probándose zapatos y se queda mirando ropa por ahí.
Por fin, un rato sola para poder concentrarme, saco mi lista y busco petos, bañadores, chaquetas, shorts… y de repente oigo de fondo,
Mama: “que noooooo niña que no le quites los calcetines a tu hermano!! Va a coger frío! Se lo voy a decir a tu madre!”
Enana: “que no miiiiimiiii, déjame que voy a ponele los zapatos a mi hemanito”
Intento ignorar la situación y sigo mirando cosas, tengo que aprovechar que los he traído para probarles la ropa. “Date prisa mamalis, date prisa,” pienso.
Finalmente, me hago con todo lo que me gusta y necesito y me llevo primero a mi hija al probador. La desvisto y empieza la sesión. La primera prueba es entretenida, porque ella está encantada con toda la atención, y es una presumida de la leche, así que se mira en el espejo por delante, de lado y por detrás. Sale del probador en busca de su abuela y su hermano para que admiren su modelito. Vuelve corriendo y ahí va el segundo. Ya empieza a moverse más, yo me tiro en el suelo y le meto la camiseta a trompicones. Nervosa ya por hacer el pase de modelos, sale del probador con camiseta y pañal y se da una vuelta corriendo por la tienda. Ya empezamos.
Salgo corriendo detrás de ella para tratar de ponerle el pantalón. Al final consigo metérselo. Le queda grande. Mierda, con lo que me ha costado! La reconduzco al probador y le pongo un vestido. Esta vez me cuesta un huevo metérselo, trato de placarla mientras ella se retuerce por el suelo gritando “mama este vestido no, el rosita sí” y yo “que no hija, que este es mucho más bonito, ya verás, déjame que te lo ponga”. Y después de un largo y costoso forcejeo que me cuesta el peinado, consigo metérselo. Se va corriendo otra vez. Pufff estoy sudando, con los pelos de loca y ya empiezo a sentir el cansancio del estrés.
Así, cinco conjuntos. Agotada, empapada en sudor y con la camiseta dada de si, salgo del probador. Mi hija ha vuelto a su esquina de zapatos horteras. Miro a mi hijo que está desesperado en el carro, el pobre tiene hambre y sueño, y decido que no le voy a probar nada, no quiero tirar más de la cuerda.
Selecciono lo que nos llevamos aunque ya estoy resignada. Se que mañana tendremos que volver a cambiar la mitad de las cosas. Que pereza!