lunes, 21 de junio de 2010

Cosmopolita en Londres


Esperando al metro miro a mi alrededor y me deleito en pensar que soy una de ellos. Me encuentro en Londres y me sorprendo imaginando que soy una auténtica autóctona del lugar. Me he desmarcado de mis acompañantes y me dirijo como mujer independiente, libre y cosmopolita que soy a reunirme con una amiga de toda la vida que se ha trasladado a vivir en la ciudad del Big Ben.
Una vez en el metro busco un lugar donde sentarme, y abro mi libro. Aunque es una mera tapadera, ya que no hago más que mirar a mi alrededor segura de que los que me observan piensan, “mira ahí va una auténtica Londinense!”. Me regodeo un poco en mi película y al rato llego a mi destino. Salgo del vagón con aire triunfante y me dirijo a la salida donde me espera mi amiga.
Paso un día inolvidable de conversaciones, confidencias y carcajadas, que me deja un sabor nostálgico a mi antigua libertad. De café en café y de tienda en tienda se nos hacen las 9pm, como dirían allí, y llega la hora de la despedida. Unos besos y unos abrazos de sincera amistad dan por finalizado nuestro maravilloso día en Londres.
Por la noche me reúno con mi marido y mis cuñados, que son mis acompañantes de viaje y les cuento mi día.

Mamalis: “Y ahí estaba yo, sentada en el metro de Londres, leyendo mi libro como una más. Todos pensaban que era una autóctona, ha sido genial! Me he sentido libre, independiente, una mujer de mundo!”

Mi cuñada: “Pero como van a pensar que eres inglesa si para empezar te estás leyendo Crepúsculo en español? Y bien grande que viene el título en el jodio libro!”

Mamalis: (Agrrrrr tiene razón, no he caido, que lerda) “Bueno pero seguro que han pensado que era una inglesa que estaba aprendiendo español, ¿no ves que aquí la gente es mu cosmopolita?”

Mi cuñada: “Si hombre, que tu estás flipando, como que la gente va a montarse las pajas mentales que te montas tu.”

Mi cuñado: “Mamalis que no insistas, que tu historia hace aguas por todos lados!”

Y yo pensé pues sí, y que más da, pero… ¿y lo feliz que he sido?

viernes, 18 de junio de 2010

¡Ay madre que disgusto!


Al día siguiente de nacer mi hija mayor llega la enfermera a la habitación y dice:

Enfermera:
“Holaaaaa. ¿Oye quereis que le haga a la niña los agujeros para los pendientes?”
Mamalis: “Siiiii! Que bien que los hacéis, venia preparada con los pendientes, mejor ahora que de mayor ¿no?
Papa: “ No se yo que decirte eh, con lo mona que está ahora, a ver si la vamos a cagar.”
Mamalis: “Que no hombre no, que es mejor hacérselos ya para que luego no sufra.”
Enfermera: “Bueno pues vosotros diréis. ¿Me la llevo?
Mamalis: “Si, si, si, que va a ser mucho mejor, si yo ya venía con la idea.
Papa: “Bueno pues adelante, ella manda.” (Aunque bastante reticente)

Durante la ausencia de la niña se oyen llantos, y yo empiezo a ponerme nerviosa. Entre el subidón de hormonas, la sensiblería que rozaba la locura y mi instinto maternal de protección, se apoderan de mi unos sentimientos inaguantables de arrepentimiento a la par que de culpabilidad. Sin embargo, consigo mantener la compostura hasta que la niña de mis ojos entra de nuevo en la habitación con su nuevo estilismo:

Mamalis: (Rompo a llorar como una descosida) "Nooooooooo, pero que le han hecho a mi niña, si se parece a Beckham! Esos son los pendientes que traía yo? Pero en qué estaba pensando, que horror! Si son más grandes que su cabeza entera. Con lo guapa que era! Porqueeeeee, no ha pasado ni un día y ya la he sometido a un dolor horrible para que encima salga en sus fotos de recién nacida con aires a un futbolista inglés. Soy una mala madre! Esto se me va a dar fatal!"
Papa:”(Flipando con la loca de su mujer, con cara de, “espero que el parto no la haya vuelto una desquiciada”) "Pero mujer no pasa nada, no te pongas así, se los cambiamos y ya está. Lo que necesita son unos pendientes más pequeños y menos brillantes. Mañana se los cambiamos no te preocupes."
Mamalis: (Al borde del colapso mental) “¿Pero tu la estás viendo? Era una niña preciosa y ahora mírala, voy a llamar a mi madre para que me traiga los otros pendientes que eran más pequeños.”
Enfermera: “Lo siento pero hoy no se le pueden cambiar, tendrá que ser mañana, es por si se infecta, pero no te preocupes que mañana por la mañana se los cambiamos.”
Mamalis: (Enajenada mental) “¿Como? Que tengo que esperar hasta mañana, no, no, no, por favor cámbielos hoy que no voy a poder dormir, que tengo una congoja que pa que.”
Enfermera: “Anda mujer intenta descansar, me llevo a la niña al nido y mañana ya será otro día.”

Total que se llevaron a “little Beckham” al nido y ahí me quedé yo, llorando desconsolada con mi pobre marido, que todavía no se como me aguanta. Ni que decir tiene que no dormí en toda la noche pensando en lo que había hecho sufrir a mi niña y lo mala madre que iba a ser.
Menudo disgusto me llevé, aunque al final todo salió muy bien, le cambiaron los pendientes al día siguiente y todo quedó en un ataque hormonal agudo. Ahora lo pienso y me río, sobre todo de mi reacción de loca. Me impresiona como se queda una de alterada después de parir. Ahora estoy contenta con mi decisión, aunque si me preguntas si lo volvería a hacer con mi próxima hija, no tengo yo tan clara la respuesta!

Sorteo de una taza de Mama (Contra) Corriente


Para celebrar que su blog ha alcanzado 100 seguidores (hoy ya 114), Mama (Contra) Corriente sortea una Taza Dombo. Solo hay que comentar en el post que explica las reglas para poder entrar en el sorteo. El plazo acaba el jueves 24, así que daros prisa que la taza mola!
Por cierto, enhorabuena super bloguera!

jueves, 17 de junio de 2010

Anticlic


Siguiendo la recomendación de Manuela de Manuela´s Secret voy a hacer un post opuesto al anterior, aviso que para entenderlo hay que leer Clic.

Levantarme con un “hola mama” y la carita de mi hija mirándome muy de cerca. Anticlic.

Llegar al cuarto de mi hijo por la mañana y verle partiéndose de risa en la cuna intentando ponerse de pie y llamar mi atención. Anticlic.

Una carcajada de cualquiera de mis hijos. Anticlic.

Casarme el 15 de septiembre en La Coruña con un calor sevillano. Anticlic.

Irme de viaje de novios con mi marido con el que llevo 10 años de novia y reírme más que nunca en mi vida. Anticlic.

Dormir la siesta con el gordo tumbado encima. Anticlic.

Las conversaciones nocturnas con la enana. Anticlic. (La última a la vuelta de un fin de semana fuera:
Mamalis: “Que te pasa gorda?”
Enana: “Que estoy contenta.”
Mamalis: “Y eso?”
Enana: “Porque mama y papa han vuelto.
Pa comérsela!)

Acostar a los niños y ver una película con mi marido. Anticlic (claro que si la película es buena y me quedo dormida es un Clic como un pino!)

De excursión los cuatro. Anticlic.

Arreglar los armarios de casa y por fin poder comprarle la cama a mi hija. Anticlic.

Una buena foto. Anticlic.

Mis enanos se ponen a jugar a la pelota juntos y se parten de risa. Anticlic.

Asistir al estreno de Eclipse el 30 de Junio. Anticlic.

Los comentarios en mis post. Anticlic.

Victoria de Nadal en Francia. Anticlic.

Se acercan las vacaciones!. ANTICLIC.

Deja tu “anticlic”.

miércoles, 9 de junio de 2010

Clic

“La pantalla presentaba un duro dilema: "Enviar" o "Eliminar" (un e-mail). Así de simple. Si hacía clic en "Enviar", todo se acabaría. Si hacía clic en "Eliminar", volvería a donde había empezado. Si acabar con la vida de uno fuera tan fácil, habría miles de suicidios a diario. Te das un golpe en el dedo del pie camino del cuarto de baño. Clic. Al desayunar te manchas el puño de la camisa de mermelada. Clic. Empieza a llover en cuanto sales de casa, pero te has dejado el paraguas arriba. ¿Qué hacer? Sube a por él, vete sin él y empápate, o … Clic.”
Amor en Venecia, muerte en Benarés de Geoff Dyer

Mi hija, a la que le estamos quitando el pañal, se caga en la sillita del coche. Clic.

Mi hijo parece estar incubando otro virus del infierno. Clic.

Vienen a arreglar los armaros de casa y según se van me doy cuenta de que habría que haber quitado un zapatero más. Clic.

Pongo a lavar las sábanas de mi hijo y acto seguido pota todas las sábanas de recambio. Clic.

Me voy a una boda a Lisboa, emocionada porque nunca salgo del país, y me da un dolor cervical que jamás imaginé. Clic.

Me siento a escribir este post y a los dos minutos llanto desconsolado al otro lado de la puerta. Clic.

A mi hija le da gastroenteritis y al día siguiente me levanto potando como una loca. Clic.

La abuela de mi marido nos regala un dinerillo por nuestra boda, este confunde el sobre con basura y nunca volvemos a ver la pasta. Clic.

Llego con mi coche fresquito del taller y raspuzón con la columna del garaje. Clic.

Decido hacer humus con la batidora nueva, se me olvida poner la tapa y la mezcla estalla en fuegos artificiales dejando el techo marcado de por vida. Clic.

Mismo fin de semana, mi hija pulmonía, mi hijo broquitis, mucha fiebre, tos y mocos, ninguna hora de sueño y cuando parece que nada puede ir peor, a mi hija se le cae el espejo en el dedo gordo del pie y se le rompe. Clic.

Una noche más sin dormir. Clic.

Y los Clics que se me han olvidado!

Colabora con un Clic!

lunes, 7 de junio de 2010

¡Una cabezadita por favor!


Desde que nació mi segundo hijo lo de dormir es algo que no pasa frecuentemente en mi vida. Es más, es una actividad (o más bien inactividad) que llevo a cabo poco, mal y entrecortadamente. Así que después de casi 11 meses, mi persona empieza a notar las consecuencias de la poca práctica onírica.
La mayor con sus patadas a lo Messi, sus pesadillas de Elm Street, que un día me va a dar un ataque al corazón de los gritos que mete, sus toses, mocos abundantes y vómitos esporádicos tiene recursos suficientes para mantenerme entretenida casi todas las noches. Cuando no es ella es el hermano, que le toma el relevo con las toses y los mocos. A veces incluso me entretienen en conjunto que es mucho más divertido y a penas puedo pegar ojo entre actividad y actividad.
Sácale los mocos a uno, cámbiale el pañal a otro que se ha meao por fuera (hay que joderse con los pañales ultra secos y a prueba de bombas!), colócale un cojín debajo de la cabeza a uno para que deje de toser, corta cebolla y colócala en la mesilla para que la otra deje de toser, levántate a las 6 de la mañana porque hoy el enano ha decidido que desayuna viendo el amanecer, y así casi todos los días.
Pero claro está que cuando no son ellos soy yo, que si mi hija me pega un virus gastronterítico mortal y me paso toda la noche potando, siendo el único testigo de cómo se me escapa la vida en el baño, que si mi constante dolor de espalda no me permite conciliar el sueño y por último, mi blog, cuando por fin llega la noche tranquila que puedo dormir, me desvelo, me levanto y me introduzco en la blogosfera. Total que al final me acabo acostando a las tantas para volver al ataque a las siete de la mañana del día siguiente.
Antes de que nacieran mis hijos, yo era conocida en mi grupo de amigos como el oso, me apasionaba dormir, disfrutaba como una enana, me podía acostar a las diez de la noche, levantarme a las diez de la mañana, desayunar y volver a la cama hasta las dos del mediodía sin ningún problema. Y que sensación tan increíble la de levantarte con los ojos hinchados de haber dormido tanto. De pasarte todo el día cansada de haber dormido demasiado. Mmmmm se me hace la boca agua.
Y es que en los tiempos que corren yo por una cabezadita MA-TO!

miércoles, 2 de junio de 2010

Donde este un sabroso Browne …


Un año más las piscinas abiertas y la operación bikini parece no haber hecho mella en este mi cuerpo serrano.

¿Será que no he hecho nada?
¿Será que mi fuerza de voluntad es inexistente?
¿Será que no paro de zamparme las sobras de las comidas de mi hija además de mis comidas?
¿Será que la falta de sueño me da hambre?
¿Será que el gimnasio me da alergia?
¿Será que la fruta no me llena?
¿Será que el llanto de mis hijos me crea ansiedad?
¿Será que el escuchar la Gallina Turuleca 5000 veces en 7 meses me ha hecho darme a la comida y a la bebida?
¿Qué será será aquello que he hecho mal?

Esto requiere un plan de urgencia, a partir de hoy:
-Cremallera en la boca
-Gimnasio a diario
-Natación intensiva para la espalda
-Carreritas matutinas en días alternos (esto último se intentará aunque no prometo nada)

Los propósitos siempre están bien porque quiere decir que hay predisposición al cambio, pero ¿qué pasa cuando un Browne se cruza en mi camino? Pues que todos los objetivos se van al carajo porque como dije… donde esté un sabroso Browne que se quite todo lo demás!